domingo, 25 de abril de 2010

domenica

es domingo y el cerebro duele. y el corazón patalea. es domingo y lo domingo se impone en el aire con religiosidad y soberbia. dios no existe. te juro que dios existe, tengo una foto.
con un aire de quietud y vacío, me generaban nauseas en los mediodías diáfanos con olor a asado. en el auto, los mareos eran frecuentes. también el olor a sol y el calor en el tapizado de los asientos traseros eran angustiantemente tangibles y en varias oportunidades me obligaban a salir del auto, tomar aire y volver.
sin embargo, había excepciones. después de la siesta de los grandes venían los alfajores fabulandia y algunos australes para la alcancía. drásticamente la muerte pasaba a ser algo regocijantemente feliz. cuando el mediodía terminaba faltaba menos para volver, aunque a veces no quería volver.
los domingos que escapaban a esa rutina no escapaban de la sensación. las mismas contradicciones del día triste-feliz existen hoy, varios años después. la edad y el paso del tiempo son sólo cambios superficiales.

2 comentarios:

  1. De golpe y como una luz encontré este sitio, de una persona que conozco y aprecio lo suficiente. Ahora lo leí y me gusta, me gusta tu prosa vic. Te mando un abrazo!

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