el momento en el que le dijeron que la amaban no pudo contener la explosión que atravesó su entrepierna y que culminó en la garganta. qué persona era.
fue una explosión fugaz, supo hacerla feliz pero culminó en su garganta. qué persona era con el resto.
otra vez la náusea. ellos aclamaban una señal de aceptación. ella no aceptaba. era la náusea de la incertidumbre con tendencia negativa, obsesiva y autocrítica que se instalaba en su ser desfigurando su entorno, amando solo su cuerpo. qué quería el resto de ella.
el autoabrazo la protegía de los demonios que pululaban su cabeza irracional, cabeza dura.
y su cuerpo de mujer grande conocía la impureza del pecado. qué era lo mejor para ella.
y su cuerpo de mujer, que era lo mejor para ella.
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Me gustó. Y esa idea de la nausea me hizo acordar a Sartre, que cada vez que la trae a la superficie, se convierte en mi libro preferido.
ResponderEliminarProfundamente femenino y bien escrito.
ResponderEliminarHola,
ResponderEliminarNos gustaría publicar un post tuyo en la revista Oblogo (http://oblogo.com). Por favor escribinos a autores@oblogo.com
Gracias
Gustavo