su alfombra, su cama, su techo. estrellas brillantes en la oscuridad absoluta.
seres coloridos, gigantes y espeluznantes se entrelazan con cohetes y una vía láctea se puebla de perritos con la cara de ella.
la tarea sin hacer, la música triste, exagerada. la ropa en el piso.
lo llaman a comer una vez, lo llaman a comer dos veces. no te lo digo más.
cuando la puerta de su habitación se abre, la realidad irrumpe con impetuoso desaire.
el estruendo que provoca todo eso que está fuera de su cuarto es apabullante. cierra los ojos y finge dormir. ¿dormís?
las estrellas, otra vez las estrellas. un planeta con la cara de ella gigante, gigante. una estampita de la virgen maría; con su cara, otra vez. un espacio muy verde y floreado habitado sólo por ella, la-más-linda-la-más-genial.
ella y su todo ella. cara de alfajor, pecas. provocadora de tropiezos. no lo dejaba dormir, no lo dejaba comer.
la tarea sin hacer, la música triste y el porvenir de una larga noche de ensayos mentales y sudoración. la elección de las palabras precisas para decir eso sin quedar como un tonto.
los seres gigantes le decían: vamos.
las estrellas encandilaban, pero por primera vez experimentaba algo que aprendería a denominar Vacío.
Buenísimo!
ResponderEliminarel techo de mi cuarto lleno de estrellas.
ResponderEliminarMuy lindo.
G-nialllllllll!! siento haber estado ahi...
ResponderEliminarSeñora Vic: veo que prefierió seguir el mal camino. Hace muy bien. Sin embargo, tengo la obligación moral de comentarle que, con un par de arreglos suyos, este texto sería tan bonito como una noche sin habitaciones, estrellas ni recuerdos. Le dejo un abrazo.
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