lunes, 31 de mayo de 2010

viaje

una máquina con más rumbo que su propia vida la lleva y a ella le gusta. se está bien sin pensar. destino, llegada. sin deambuleos ni subidas ni bajadas estrepitosas.
la música acompaña y lo que para otros es exhaustivo para ella es una salvación placentera. el ronroneo seco del sucio motor no logra imponerse ante la canción número dos, que suena en repeat. la máquina, luego de llegar a destino, vuelve a comenzar. quisiera ser una máquina.
varios mutantes comparten el momento junto con ella. están lloviendo osos, le dice uno. ¿cómo dice? que están lloviendo osos, usted no tiene paraguas. ¿le gustan los osos? están bien, dice ella.
la saludó cordialmente y bajó de la máquina abriendo un enorme paraguas. destino, señorita. yo sigo, gracias. y en ese preciso momento comenzaba a tener el sueño de las tortugas disecadas. varias tortugas secas aparecían en sitios inesperados de su casa, algunas en pedazos. también soñaba con un loro que había dejado escapar de su jaula y se escondía en rincones muy estrechos e inaccesibles. pero alguien le decía que debía enjaularlo, entonces ella buscaba al loro y en los rincones inhóspitos solo encontraba tortugas disecadas.
pensaba que soñar con cosas verdes debía ser producto de comer tanta lechuga. clorofila onírica.
generalmente, cuando se despertaba tardaba un rato en entender. esta vez no entendió, pero no le importó demasiado. el motor seguía vibrando. miró por la ventana. afuera llovían osos.

miércoles, 26 de mayo de 2010

10 pm

le volcó el café sobre su camisa, hubiera querido sacársela.
muchas disculpas, enrojecimiento evidencial.
la película no empezaba y la pantalla en negro duró dos horas, cinco horas.
la oscuridad fue eterna y la tela del sillón áspera. le costaba encontrar una posición cómoda.
el café en su camisa se expandía con el frío del agua, transparencia malévola.
la película empezó y olvidó el acontecimiento, pero no pudo encontrar ninguna posición cómoda ni dejar de sentir la presencia de una mano frágil cerca suyo.

viernes, 14 de mayo de 2010

compleja

no entendió cómo fue que empezó a suscribirse a páginas de internet a modo de evasión o catarsis.
los productos para celíacos eran el nuevo sponsor de su cuenta de hotmail. no sos celíaca. te digo que sí.
la suscripción anterior había sido a la de un sitio que le enviaba semanalmente remedios caseros curativos para el trastorno de ansiedad generalizada. prefirió dejar el café y hacerse celíaca.
empezó a escribir en un foro homosexual y los mails de reuniones y activismo gay empezaron a llenar su casilla y a sacarla de sus casillas. desea no recibir más este tipo de información. click acá.
intenté ayudarla pero no había caso. dejó de hablarme, dejó de hablarle a sus amigos.
ahora estaba convencida de que revender productos por internet iba a cobvertirla en una joven empresaria. fracasó.
curso virtual de ruso para principiantes. click sobre el emoticon de lenin para iniciar el nivel uno.
lo encontró complejo e innecesario. después de todo era una chica práctica. pronto la situación se repetiría con el japonés.
cierta carencia trascendental estaba consumiéndola. se me ocurrió sacarla a pasear unos días pero me mandó a cagar.
ahora hace meses que no escribe en su blog, que no me manda mails y que no me llama a la madrugada para contarme con qué caradurez nos engañan las etiquetas con los ingredientes de los productos que consumimos. no sos celíaca, le decía.

lunes, 10 de mayo de 2010

verano

el tiempo que era nuestro, ahora es de los dioses que una vez creamos jugando en tu cuarto, entre migas de galletitas surtidas sin rastros de las de chocolate, esperando ser grandes pronto y libres al fin.
queríamos quemar nuestros cuadernos e irnos al campo, vivir en una casa como en esa película que nos gustaba tanto en la que al final cantaban una canción de belafonte.
en los cuadros del living de tu casa se veían caballos galopando y campos de girasoles. la merienda era sagrada y para vos verme ponerle azúcar al nesquik era un pecado.
una vez te conté un secreto pero vos estabas pasando al nivel cuatro y no le diste demasiada importancia, entonces perdiste y me tocó a mí, pero yo seguía estancada en el nivel dos.
el tiempo que era nuestro, ahora es de los dioses que se fueron a otro lado y en tu cuarto vacío quedaron las migas de mi secreto, entre cuadernos con olor a papel de carta y los restos de la última merienda intacta.

jueves, 6 de mayo de 2010

cuatro horas

cuatro horas de sueño. torpeza en el caminar, en sostener un objeto en mi mano, casi hasta en el respirar. presentí que iba a ser un día de mierda desde que mis ojos se abrieron cuarenta minutos antes de que sonara el despertador con miedo de haberme quedado dormida. supe que esos cuarenta minutos de mullido sueño iban a durar, en realidad, diez minutos. no duraron ni dos. velozmente la alarma empezó a gritarme para que saliera de la cama calentita. le tuve que hacer caso.
cuatro horas de sueño y no descarté en ningún momento la muy factible posibilidad de que éste sería un día de mierda. lo enfrenté con fuerza por la mañana temprano. enfrenté el frío y las minúsculas gotitas que empezaban a caer del cielo que no morían en paraguas alguno, sino directamente sobre mis rulos.
evité que las dos horas que duró la clase de sociología, en aquella aula sin ventilación alguna y cargada de la pesada respiración del alumnado, el sueño me ganara de mano. los ojos permanecieron ficticiamente abiertos. la información venía, entraba y luego se tomaba recreos convertidos en divagues mentales y pensamientos bizarros.
casa, almuerzo y siesta. una hora de siesta fue peor que haber seguido de largo. otra clase.
y las tres horas de clase desafiaron nuevamente mi atención con insistencia, pero muy atenta seguí cable a tierra, hasta que los últimos quince minutos me di por vencida. demasiado.
casa, calor, unas tostaditas. ok, eso iba a venir rápido. lo difícil fue que se instalaran recuerdos de vos. y cada vez más nítidos. en el colectivo, el sueño, el hambre, los empujones del sujeto parado a mi lado y el frío se volvieron nada en comparación de lo mucho que necesitaba que estuvieras ahí. no quería ninguna otra cosa, no existía necesidad mayor.
al llegar, noté sorprendida que en la vereda de casa había una multitud concentrada, calles cortadas y autos de policía. ok, ahora QUÉ? seguí pensando en vos. me sequé las lágrimas.
como por inercia le pregunté a una mujer qué era lo que había pasado. no me contestó. la otra mujer que se encontraba parada a su lado me dijo: el marido de la señora acaba de morirse de muerte súbita.
yo creo que estas cosas pasan para hacernos entender que hay personas que realmente la pasan peor que uno. y para que la acertada predicción del día de mierda (que no solo lo fue para mí) pusiera su maldito sello. al menos, vos seguís viviendo. y yo también.

lunes, 3 de mayo de 2010

never meant

let's just forget
everything said
and everything we did
best friends, better halves, goodbyes

and the autumn night
when we realized
we were falling out of love

there were some things
that were said
that weren't meant
like we never did

not to be
overly dramatic

i just think it's best
cause you can't miss what you forget

so let's just pretend
everything and anything
between you and me
was never meant

(never meant - american football)