lunes, 31 de mayo de 2010

viaje

una máquina con más rumbo que su propia vida la lleva y a ella le gusta. se está bien sin pensar. destino, llegada. sin deambuleos ni subidas ni bajadas estrepitosas.
la música acompaña y lo que para otros es exhaustivo para ella es una salvación placentera. el ronroneo seco del sucio motor no logra imponerse ante la canción número dos, que suena en repeat. la máquina, luego de llegar a destino, vuelve a comenzar. quisiera ser una máquina.
varios mutantes comparten el momento junto con ella. están lloviendo osos, le dice uno. ¿cómo dice? que están lloviendo osos, usted no tiene paraguas. ¿le gustan los osos? están bien, dice ella.
la saludó cordialmente y bajó de la máquina abriendo un enorme paraguas. destino, señorita. yo sigo, gracias. y en ese preciso momento comenzaba a tener el sueño de las tortugas disecadas. varias tortugas secas aparecían en sitios inesperados de su casa, algunas en pedazos. también soñaba con un loro que había dejado escapar de su jaula y se escondía en rincones muy estrechos e inaccesibles. pero alguien le decía que debía enjaularlo, entonces ella buscaba al loro y en los rincones inhóspitos solo encontraba tortugas disecadas.
pensaba que soñar con cosas verdes debía ser producto de comer tanta lechuga. clorofila onírica.
generalmente, cuando se despertaba tardaba un rato en entender. esta vez no entendió, pero no le importó demasiado. el motor seguía vibrando. miró por la ventana. afuera llovían osos.

2 comentarios:

  1. VIAJE me pareció una historia preciosa!

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  2. ¨Afuera llovían osos¨, lo peor es cuando los osos llueven dentro tuyo, eso si es una mierda.

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